Mi Confrontación con la Docencia

La presente es una reflexión sobre mi labor docente  desde que pisé por vez primera un aula y cómo he ido aprendiendo a ser docente en base a prueba y error además de capacitación constante, hasta la fecha.
 MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Al poco tiempo de terminar mi carrera profesional entré a trabajar en una empresa dedicada a fabricar tasadores telefónicos; los dueños a la vez tenían una escuela de computación y ellos mismos eran los instructores. Al no poder alternar las dos actividades nos propusieron a dos compañeros  y a mí suplirlos en sus grupos. En lo personal puedo decir que desconocía al 100% el cómo prepararme y menos el cómo pararme frente a desconocidos y dar una clase, no tenía preparación alguna. De hecho recuerdo que al terminar esa primera ocasión una chica se me acercó y me dijo: “Maestro, ésta es la primera vez que da clases, verdad?”, imagínense mi cara…

Retomando las aportaciones de mis compañeros puedo mencionar que a pesar de considerarme un docente en constante aprendizaje y movimiento, veo y reconozco que me falta mucho por aprender y aplicar, como es el caso de este Diplomado. Así que día a día en el salón de clases trataré de amanecer con nuevos bríos para guiar a mis alumnos en sus actividades y con ello motivarlos a la meditación, acción, práctica y aplicación de las secuencias didácticas vistas en cada sesión. Nuestra meta es lograr que los alumnos aprendan y logren competencias pues es el modelo de vanguardia que países desarrollados han aplicado y que, desgraciadamente; en México nos damos cuenta que vamos apenas empezando.
Por lo anterior me percibo como un docente comprometido con mis alumnos, con su futuro como personas de bien e igual ante la sociedad. En mi caso trabajo en el nivel medio superior por lo que la edad de estos jóvenes indica que están en el punto en que dejarán de ser hijos de familia y se harán personas responsables por sí mismos. Si toman decisiones adecuadas entonces seguramente serán profesionistas, trabajadores, empleados o lo que ellos decidan, de éxito. No hablo del éxito monetario, porque eso es relativo, no todo el que tiene dinero es exitoso y el que no lo tiene es un perdedor. Al contrario, me refiero al éxito como personas, a ser estable emocional, espiritual, económico y familiarmente. Si ellos logran las competencias que les genera la vida entonces seguramente lograrán tener un noviazgo digno, un matrimonio feliz y un porvenir con muchas oportunidades. Aunque también existe el lado contrario desgraciadamente, algunos (los pocos), no terminan la escuela por problemas diversos y ser personitas que truncan su futuro, hallarán trabajo seguramente pero no al nivel que pudieran haber conseguido si terminan sus estudios; o lograrán metas pero no las suficientes. 
Mi compromiso por lo tanto, son esas personitas que pasan por mi salón de clases; debo lograr generar personas responsables y de bien, ese es el objetivo. Aunado a que estemos en contacto continuo con sus padres  ya que al fin y al cabo, ellos son los responsables moralmente de ellos; nosotros cumplimos el papel secundario en su desarrollo, pero a veces… toma el primer lugar; por lo que hay que estar consciente y preparados para ello.
Todos los docentes seguramente compartimos sentimientos que nos mueven a acción, pues aunque hay instituciones que materialmente están cubiertos es cierto también que hay muchas que carecen aún de lo más elemental. Sin embargo, lo más importante es el aspecto humano y ahí es donde entramos los docentes a cubrir las necesidades  y dar de nosotros lo que se debe, y un poquito más.  Pues como dice Miguel de Unamuno en su definición de magisterio “dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir”, implica que debo ser docente de acción, prepararme para poder preparar, ser enseñado para poder enseñar; al fin y al cabo todos pasamos por el rol de alumno  y nunca dejamos de aprender.
Por eso, nuestra experiencia la adquirimos en base a prueba y error; quizá al inicio nos cueste aceptar que nos podemos equivocar pero es necesario pues solo así reconoceremos que algunas cosas debemos cambiar y modificar la estrategia de enseñanza. También es necesario reconocer  que las relaciones humanas son necesarias para lograr nuestras metas; en este caso la meta es lograr que el alumno sea una persona competente, que logre ser capaz de lograr sus metas aplicando los conocimientos adquiridos en la escuela. Para ello se necesario ser  maestros de humanidad, es decir, ver al alumno como persona y no como una estadística a quien se puede reprobar o aprobar. Por lo que nuestra tarea es recuperar preguntas, inquietudes y orientar al alumno a que tenga curiosidad por las cosas, llevarlos a las cosas sencillas de la vida y de esa manera obligarlos a pensar.
Si aplico la metodología adecuada como las secuencias didácticas y otras técnicas seguramente lograré que el alumno tenga curiosidad y le guste cierta actividad o tema y él mismo logrará mediante su creatividad su mismo aprendizaje. Nosotros solo rectificaremos y/o ratificaremos sus logros.
¿Cómo lo lograremos?, motivando a la acción, enfocar los problemas de manera positiva y aprender a eludir problemas más comunes. Aún si somos docentes novatos  o quizá docentes de carrera, debemos tener actitud de servicio pues nuestro fin es el mismo, el alumno.  Se recomienda por lo tanto, que al entrar al aula no llegar con el ceño fruncido y los problemas personales dejarlos atrás. Posteriormente poner las reglas del día y delegar las responsabilidades y derechos que cada alumno tiene. El Pase de lista se puede hacer al iniciar la labor pero también antes de finalizar la sesión para observar durante las horas que estemos con ellos quienes participaron activamente y al pasar lista agreguemos esa información en nuestros registros. 
El punto medular de la sesión es lograr que el alumno logre competencias, por lo tanto desde que entramos hasta que salimos del aula nuestra meta es lograr acción, creatividad, responsabilidad y con ellos, la meta se logra. Eso me motivó a poco a poco prepararme con más ahínco, aunque claro con sus limitaciones pues en mis inicios carecía de toda preparación psicopedagógica.

A pesar de no ser normalista, pues mi área es la informática y la administración; puedo decir con gusto que no me molesta o incomoda de manera alguna el desempeñarme como docente; la vida me dio la oportunidad de trabajar con jóvenes a quienes poder guiar, asesorar, apoyar y aprender de ellos también; por lo que los inconvenientes que he llegado a tener más que inconvenientes los he catalogado como aprendizajes. Algunas situaciones me han servido para madurar, otras para reflexionar, otras para cambiar, reubicarme en mi labor pero de eso a que sea un problema hay mucha distancia. Lo anterior se comprueba cuando notamos el rostro de algún alumno egresado que nos saluda por la calle y orgullosamente nos cuenta sus logros, y en mucho o poquito, nosotros hemos contribuido al logro de sus metas. Su éxito también es parte de nosotros.
Al iniciar mi labor docente lo hice en escuelas particulares, principalmente de computación y algunas de nivel medio superior pero particulares al fin. En algunas de ellas nos dieron cursos pedagógicos; pero nada como los que en la actualidad llevamos pues se guían por normas particulares. Ahora que ingresé al sistema educativo en un cbtis se nota totalmente la diferencia pues la preparación académica es a nivel nacional y para ser uniformes debemos llevar las mismas normas y metodologías de enseñanza aprendizaje; solo así lograremos metas y objetivos comunes. Por lo anterior el haber ingresado en la educación media superior es para mí un gusto saber que pongo mi granito de arena para que los alumnos que estén a mi cargo logren adquirir conocimientos, puedan aplicarlos correctamente y logren competencias que los prepararán ante la sociedad, que sean personas de bien en todo sentido.
Como puntos concluyentes puedo decir que durante el tiempo en que me he dedicado a la docencia, he pasado de todo, desde algunos problemas o inconvenientes; hasta también muchas satisfacciones y alegrías;  siendo éstas últimas más que las primeras. Por lo tanto, tengo muchas satisfacciones pues los docentes trabajamos con personas, no con cosas; personitas que están en su etapa de desarrollo y en una edad que podemos calificar como la determinante de qué serán en su futuro. Si ellos toman buenas decisiones como jóvenes seguramente les irá bien de adultos; de igual manera si toman malas decisiones seguramente la vida les dará algunos golpes, sin embargo; no es necesario sufrir para aprender; algunos problemas no precisamente se viven, mejor se evitan. Después de su padres, el maestro toma el rol más importante en su desarrollo, es una gran responsabilidad para nosotros, pero a la vez; es la mejor labor que podemos desarrollar. En el caso de insatisfacciones simplemente puedo comentar que me hubiera gustado aplicar lo que ahora sé en mis primeros alumnos, esas personitas que en años anteriores pasaron por mí y no apliqué alguna técnica, algún consejo… que con el tiempo he adquirido. Hubiera dicho… hubiera hecho… esas situaciones aunque pocas, creo que todos los docentes hemos tenido. Muchas veces vamos aprendiendo a ser maestros con la marcha; así nos ha pasado a muchos. Ahora que tenemos a la  mano este tipo de especializaciones en donde aprendemos métodos, técnicas, competencias  es momento de aplicarlos pues de ellos depende el futuro de nuestros jóvenes y por ende, de nuestro país.
Lo anterior me indica y reconozco que necesito mejorar en muchos aspectos por el bien propio y de los alumnos a mi cargo; pero a la vez me ha dado la satisfacción de saber que tengo compañeros en todo el país con las  mismas inquietudes, gustos y similitudes con quienes poder entablar comunicación amena y apoyarnos por un bien común, nuestro alumno.





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